Trato Digno: la salud con rostro humano

- El programa instruido por Martí Batres transforma la atención hospitalaria del ISSSTE con empatía, organización y cercanía hacia los derechohabientes.
Por Mario Moreno, Coordinador del programa Trato Digno ISSSTE
Cuando Martí Batres instruyó la implementación del Programa Trato Digno en el ISSSTE, la propuesta iba mucho más allá de una política administrativa. Se trataba de devolverle al servicio público su sentido más esencial: el valor humano. Desde su arranque, la estrategia ha buscado que cada derechohabiente reciba atención con respeto, empatía y acompañamiento, fortaleciendo la confianza en una institución que atiende la salud de millones de mexicanas y mexicanos.
A casi un año de su implementación, los resultados son palpables en los hospitales coordinados por el programa. Las transformaciones no se limitan a los procesos: se reflejan en el ambiente, en la relación con los pacientes y en la actitud del personal.
El primer gran cambio ha sido la humanización de la atención. Hoy, médicos, enfermeras y administrativos muestran mayor empatía, sensibilidad y respeto. Los derechohabientes expresan sentirse más escuchados y acompañados, lo que ha reducido las quejas por maltrato y mejorado la percepción del servicio. La presencia visible de los enlaces de Trato Digno se ha vuelto una constante que brinda confianza y apoyo en cada visita hospitalaria.
La coordinación entre áreas como urgencias, trabajo social, enfermería, vigilancia y limpieza ha mejorado de manera notable. Hoy, el programa implementado por Martí Batres funge como un canal institucional de diálogo que permite atender incidencias de manera más rápida y efectiva.
En el ámbito físico, los hospitales presentan mejoras visibles en limpieza, orden y mantenimiento. La recuperación de fumigaciones, la dotación de insumos y el mantenimiento preventivo reflejan una nueva conciencia sobre el entorno hospitalario como parte integral de la atención digna. Las salas de espera, más limpias y abastecidas, son hoy un espacio más amable para pacientes y familiares.
Uno de los logros más notables ha sido la reducción de tiempos de espera. La presencia del personal de Trato Digno en urgencias ha permitido canalizar casos prioritarios con mayor agilidad, además de orientar a los pacientes en momentos de alta demanda y urgencia, como en el caso del Hospital Regional Gral. Ignacio Zaragoza, donde se atendió a las víctimas de la explosión en el Puente de la Concordia. Este acompañamiento ha generado orden y confianza, demostrando que la atención oportuna también es una forma de respeto.
El programa, además, ha fortalecido la imagen institucional del ISSSTE. Hoy, el personal con el distintivo de Trato Digno es reconocido por los usuarios como sinónimo de apoyo, empatía y compromiso.
Finalmente, debo recalcar que el cambio más profundo ha ocurrido dentro del propio personal: un renovado sentido de compromiso. La participación activa, la disposición a colaborar y la apertura al diálogo reflejan que Trato Digno no solo beneficia a los derechohabientes, sino que reconcilia al trabajador de la salud con su vocación de servicio.
El Programa Trato Digno ha demostrado que la atención médica puede ser técnica y humana al mismo tiempo. Su continuidad será clave para consolidar una nueva cultura hospitalaria basada en el respeto, la empatía y la eficiencia. Con cada hospital que se transforma, el ISSSTE se acerca más a su meta: que ningún derechohabiente se sienta solo, ignorado o desatendido.
UN COMENTARIO MÁS
Y en esa misma línea de compromiso con las personas, merece especial reconocimiento Rodrigo Ávila, Director de Oficinas de Representación del ISSSTE, quien ha encabezado una intensa labor en campo en Hidalgo, acompañando a las comunidades afectadas por las inundaciones. Su trabajo cercano, solidario y constante confirma que el Trato Digno también se construye fuera de los hospitales, allí donde la institución demuestra su rostro más humano.