Siete años de 4T: la Presidenta no está sola
- El festejo próximo no solo celebra logros: confirma que un movimiento apoyado por millones puede resistir embates y avanzar sin perder el rumbo
Por Mario Moreno Becerril, Coordinador del Programa Trato Digno ISSSTE
Este sábado, el Zócalo volverá a ser el corazón de un país que reconoce su historia reciente y mira hacia el futuro con la certeza de que la transformación continúa. Siete años después del inicio de la Cuarta Transformación, México tiene razones claras para celebrar: un proyecto que comenzó como un movimiento social hoy es un gobierno con resultados y una visión de largo plazo que sigue ampliándose bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
La Presidenta ha dejado claro que no se trata solo de dar continuidad, sino de consolidar y profundizar lo logrado. En estos primeros meses, Sheinbaum ha demostrado que la transformación mantiene un profundo compromiso social.
Los indicadores hablan por sí solos: más de 13 millones de personas dejaron atrás la pobreza, 32 millones de hogares reciben apoyos sociales como un derecho constitucional, el salario mínimo ha crecido 125% y la economía mexicana mantiene estabilidad, peso fuerte y cifras históricas de inversión extranjera. No es retórica: es la prueba de que un modelo centrado en el pueblo puede generar bienestar y crecimiento.
Sheinbaum ha reiterado que la grandeza de México no se construye desde las élites, sino desde su base más profunda: los pueblos originarios, las comunidades trabajadoras, las mujeres que sostienen el país, la juventud que demanda oportunidades. Con esa visión encabeza un gobierno que se reconoce heredero de un movimiento, pero también responsable de su segundo piso. Su conducción se ha distinguido por el rigor, la honestidad y la convicción de que el desarrollo debe llegar a todas las regiones y a todas las personas.
El festejo del 6 de diciembre no es un acto político más: es un recordatorio de que este proyecto no está sostenido por una sola figura, sino por millones. La Presidenta no está sola. Detrás de ella hay un país que ha decidido no volver al pasado, que ha entendido que la transformación es un proceso que se alimenta de la participación ciudadana, del mandato popular y del compromiso colectivo.
México sigue caminando. Con desafíos, sí, pero con rumbo. Lo que se celebrará en el Zócalo no es solo un aniversario, sino la confirmación de que la 4T sigue en marcha y que el pueblo, una vez más, será el protagonista. Porque en México —como lo ha dicho Sheinbaum con claridad— el pueblo manda. Y mientras ese mandato siga impulsando al país, la transformación estará lejos de detenerse.
La celebración de este sábado será también un ejercicio de memoria: recordar de dónde venimos y por qué millones de mexicanos decidieron apostar por un proyecto distinto. No fue un arrebato social, sino la consecuencia de décadas de desigualdad y abandono que encontraron respuesta con el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, quien abrió el camino de la transformación y devolvió al pueblo su voz. Allá nos vemos.